Casi toda la industria cosmética usa aceites minerales en lugar de aceites vegetales. Las razones son múltiples pero hay una que es la más importante:
¡Sí!
¡Adivinaste!
¡Son más baratos!
De mi parte, todo bien con las personas a los que les gusta gastar poco. El problema lo tengo con los empresarios a los que les gusta ahorrar a costa de los derechos de los trabajadores o de la salud o la seguridad de los consumidores. Cuando un fabricante economiza recursos usando aceite mineral tu piel va a pagar el costo de esa “optimización presupuestaria”.
Porque los aceites minerales se extraen del petróleo. Como el plástico o el kerosene. Y vos entenderás que eso no puede salir bien ¿verdad?.
Además de abaratar costos, los aceites minerales le brindan otros beneficios a la industria cosmética: la piel absorbe rápido sus ingredientes, los productos obtienen una consistencia cremosa y atractiva y, además, logran brindar esa conocida sensación de sedosidad en la piel y en el cabello.
El problema está en que esa sensación de suavidad se produce cuando los aceites minerales forman una capa que tapona los poros. Es cierto que la piel se vuelve tersa. Pero ya no puede cumplir correctamente sus funciones. Por ejemplo, no puede transpirar eficientemente ni eliminar las toxinas necesarias.
Derivados del petróleo
El taponamiento de los poros puede llegar a producir acné, reacciones alérgicas, sequedad e irritación. Por eso es que cuando dejamos de utilizarlos, nuestra piel y nuestro cabello revelan su aspecto real y esto, a su vez, nos genera la necesidad de seguir utilizándolos.
Los etoxilados
Se llama así a cualquier sustancia que fue expuesta a un proceso químico llamado etoxilación. Éste consiste en agregar óxido de etileno (derivado de petróleo) a un ingrediente. Mediante esta acción lo vuelven más soluble en agua, o más “cremoso” o más “espumoso”. Un gran negocio para la industria y el comercio ¿no?
Intentaré ser clara: no importa cuán beneficioso sea el aceite vegetal o cuán puro el hidrolato que contenga un producto. Una vez añadidas las sustancia etoxiladas, se volverá peligroso para tu salud y el medio ambiente. ¿Por qué? Porque el óxido de etileno es un producto tóxico por inhalación, mutagénico, carcinógeno, inflamable e irritante ocular grave. ¡Ojo! No es una denuncia de Novaresio: es lo que publica la European Chemicals Agency. Es decir la Agencia Europea de Químicos.
El gran problema es que los humanos no fuimos diseñados para metabolizar ni eliminar dichas sustancias y entonces éstas se irán acumulando en nuestro organismo.
Existe una manera muy fácil de identificar su presencia en un cosmético: si en la etiqueta algún componente termina en ETH o comienza con PEG, ese ingrediente ha sido etoxilado. Mi consejo: no dejes que estos sufijos y prefijos ingresen a tu neceser.
Plásticos y microplásticos
Estas sustancias no son biodegradables y no sólo nos intoxican sino que, además, viajan por nuestras cañerías hasta algún río, lago o el mismo mar, y allí intoxicarán –e incluso matarán- a peces y a otros animales acuáticos.
Lo que no se sabe sobre la “crema base”
Quiero comenzar alertando sobre un fenómeno que prosperó durante las restricciones económicas que trajo la pandemia y la necesidad de mucha gente de generar un manguito extra.
Algunas mujeres (bien intencionadas) se pusieron a “elaborar” y vender “cosmética natural”. Seguro que conociste a alguna. Quizás hasta le compraste algo.
El método de trabajo y elaboración es bastante sencillo: básicamente consiste en comprar un producto que se consigue bajo el nombre de “crema base” y que viene en potes de a kilos.
A esa crema, la amiga bien intencionada la “enriquece” con algunos aceites, algunos principios activos e, incluso, hasta con ácido hialurónico. La noble mujer, luego, lo fracciona en frascos más o menos mononos y gracias a esas ventas puede reforzar un poco su golpeada economía doméstica.
Pero hay una mala noticia: cuando se observa el INCI de la “crema base” (INCI es la Nomenclatura Internacional de Ingredientes Cosméticos) puede descubrirse que el dichoso producto contiene básicamente “oil mineral” (o sea aceite derivado de petróleo) y un compilado de emulsionantes altamente tóxicos, cancerígenos y mutagénicos. Es decir que de allí no puede surgir nunca un producto ni natural ni saludable ni sostenible.
Hay incluso comerciantes que al publicarla en los marketplaces más famosos la ofrecen como “crema base para cosmética natural”. Y ahí es donde la mujer noble, emprendedora y bien intencionada termina ofreciendo a sus amigas un producto dañino.
Con ellas, nada personal. No tienen por qué saber esto.
Pero al vendedor que hace esta hijaputez, que engaña a las personas de manera tan aviesa, aquí en el barrio, los llamamos hijos de puta. Esto no es Salta, terruño de grandes poetas. En Monte Grande somos más bien sencillos a la hora de crear motes.